¿Salud
reproductiva
o aborto?
Pbro.
Juan C. Sanahuja*
Después
del intento fracasado de imponer un férreo control demográfico a los países del
Tercer Mundo, en la I Conferencia Mundial de Población de Bucarest (1974),
organizada por las Naciones Unidas, el gobierno de los Estados Unidos adoptó
-entre otras- las siguientes directivas de gobierno, :
1.
Es necesario poner el mayor énfasis en "motivar a los dirigentes de los países
en vías de desarrollo para que acepten las actividades de planificación
familiar".
2.
"Se debe ayudar a esos dirigentes a integrar las políticas de población en los
planes nacionales de salud, educación y desarrollo". Esta medida, "ayudará a
rebatir la acusación ideológica que los Estados Unidos están interesados en
frenar el crecimiento de población de los países en desarrollo".
3.
Pero, para evitar la acusación de imperialismo anticonceptivo se decide
disimular las políticas antinatalistas insistiendo en: "a) el derecho individual
a determinar libre y responsablemente el espaciamiento de los hijos, y b) el
derecho al desarrollo de los países pobres".
4.
Se comienza a promover una campaña “de reingeniería social para provocar cambios
culturales y ‘cambiar las creencias’ (se refiere a creencias religiosas)”,
obviamente para facilitar la hegemonía de los países desarrollados, tratando de
neutralizar la influencia de la Iglesia Católica.
A
través de las conferencias internacionales realizadas en este último decenio, la
Cumbre de Río ("Eco'92", 1992), la Conferencia Internacional de Derechos Humanos
(Viena, 1993), la III Conferencia de Población de El Cairo (1994), la Cumbre de
Desarrollo Social de Copenhague (1995), la IV Conferencia Mundial sobre la Mujer
de Beijing (1995), Habitat II (Estambul, 1996), Cumbre Alimentaria Mundial
(Roma, 1996), y las reuniones de seguimiento correspondientes, como El Cairo+5
en 1999, los Estados Unidos y las Naciones Unidas, apoyadas por un grupo de
numerosas Organizaciones No Gubernamentales (ONG's), intensificaron la presión
antinatalista sobre los países del Tercer Mundo.
El
25 de marzo de 1995, Juan Pablo II denunció "una guerra de los poderosos contra
los débiles", (Enc. Evangelium Vitae, n. 12) (…), "el antiguo Faraón viendo como
una pesadilla la presencia y el aumento de los hijos de Israel, los sometió a
toda forma de opresión y ordenó que fueran asesinados todos los recién nacidos
varones de las mujeres hebreas (cfr. Ex 1, 7-22). De este modo se comportan hoy
no pocos poderosos de la tierra", (Enc. Evangelium Vitae, n. 16)
Dos
años antes el Sumo Pontífice había denunciado este afán totalitario de los
países del Norte como “una nueva guerra fría, provocada por la carrera
desenfrenada al acaparamiento y a la explotación de los recursos de la tierra
por parte de unos pocos privilegiados sienta las bases para otra forma de guerra
fría, entre el Norte y el Sur”, (Discurso, 8-V-93).
Argentina:
aborto encubierto
Como
era lógico Argentina no se ha mantenido al margen de esta presión internacional.
Podría parecer lo contrario teniendo en cuenta las declaraciones pro-vida del
gobierno del Presidente Menem, y su postura contraria al aborto quirúrgico en
los foros internacionales, pero eso no ha preservado al país de la embestida
contra la vida humana.
A
lo largo de esta década se han ido sucediendo los proyectos, las leyes y las
reglamentaciones municipales que reconocen “los derechos” a la “salud
reproductiva”, “a la maternidad sin riesgos”, "a evitar el ambarazo no-deseado",
que son sin más la autorización de abortar por medios químicos. Las provincias
de La Pampa, Mendoza, Córdoba, Jujuy, Chaco, Misiones y municipios como Berisso,
Ensenada, General Sarmiento por sólo referirnos a algunos de la provincia de
Buenos Aires, son ejemplos bien contundentes.
Un
proyecto paradigmático, presentado por el partido gobernante, fue el aprobado
por la Cámara de Diputados de la Nación, en la madrugada del 1 al 2 de noviembre
1995. El Senado no trató el proyecto que perdió su estado parlamentario en 1997.
El otro ejemplo, es el actual proyecto en estudio de la Legislatura de la Ciudad
de Buenos Aires, éste fue elaborado en base a proyectos de la Alianza, aunque
cuenta con apoyo de muchos legisladores del PJ.
Forma
parte del mencionado proyecto de ley nacional, un anexo del Ministerio de Salud
y Acción Social, llamado "Propuesta Normativa Perinatal: Procreación
Responsable". En este texto se aceptan explícitamente como procedimientos
contraceptivos no sólo los anticonceptivos hormonales y los DIU's, que tiene
efectos abortivos, sino también, los implantes y los inyectables -también
abortivos-, y los procedimientos de "anticoncepción post-coital", eufemismo
usado seguramente para tranquilizar conciencias. Porque no hace falta ciencia
médica para saber lo que significa “anticoncepción post-coital o de emergencia”,
quiere decir aborto por medios químicos, que es el que provoca por el
efecto de drogas o dispositivos intrauterinos (DIU’s), la muerte y expulsión del
embrión humano en las primeras etapas de su desarrollo, al impidir su
implantación en el endometrio del útero.
En
casi todos los textos analizados de otros proyectos, tanto municipales como
provinciales y especialmente en el que está a estudio de la Legislatura de la
Ciudad de Buenos Aires, se autorizan todos los métodos y productos
anticonceptivos aceptados y los que en el futuro pueda aprobar el Ministerio de
Salud, de ahí la importancia de la Propuesta Normativa.
Siguiendo
las pautas de la Propuesta Normativa, el Ministerio de Salud y Acción Social, a
fines de 1997, aprobó la fabricación y venta de un anticonceptivo post-coital o
de emergencia en base a las drogas levonorgestrel y etinilestradiol. Este
producto -al que no se debería llamar producto medicinal- consiste solamente en
píldoras con dosis más elevadas de levonorgestrel y etinilestradiol que las
dosis de esas mismas drogas que contienen las píldoras anticonceptivas
"normales".
Es
decir, por lo general, para provocar un aborto químico se puede acudir a un
anticonceptivo "normal", aumentando el número de píldoras que se ingieren. El
"anticonceptivo de emergencia", facilita la cuestión, pues evita la ingesta de
muchas píldoras, basta con unas pocas para "evitar el ambarazo no deseado,
producto de un coito no protegido", como dicen las instrucciones para su
consumo. (Vid. Programa Provincial de Salud Reproductiva del Ministerio de
Desarrollo Social y Salud de Mendoza, prescripciones posibles para
anticoncepción de emergencia en base a marcas comunes de
anticonceptivos).
Por
lo tanto, son abortivos los medios anticonceptivos
usados, específicamente en la anticoncepción postcoital, y todos aquellos usados
en la anticoncepción “normal” que alteran el endometrio uterino haciendo
imposible la anidación del embrión.
Todos
estos proyectos, leyes provinciales y ordenanzas municipales, explícita o
implícitamente, facilitan y promueven el aborto químico, inducido por las drogas
y elementos que contienen los anticonceptivos, (píldoras y DIU's).
La
sentencia 296 del 26 de agosto pasado de la juez federal de Córdoba reconoce
jurídicamente lo que médicamente se sabía. Los compuestos de levonorgestrel y
etinilestradiol para la llamada “anticoncepción de emergencia” son verdaderos
abortivos.
La
misma IPPF, siempre interesada en esconder los efectos abortivos de los
anticonceptivos, dice: "La implantación o ingesta de estas drogas para evitar
el embarazo cuando el período menstrual de una mujer está atrasado, debe
considerarse como un abortivo. Con tal finalidad se implantan DIU's, o se
administra etinilestradiol, o esta droga combinada con levonorgestrel, o la
droga antiprogesterona: mifepristona", con la que se fabrica la píldora
abortiva, RU 486, .
La
IPPF suma a los medios para la “anticoncepción de emergencia”, la droga
mifepristona. La mirepristona actúa produciendo el aborto no sólo antes de la
implantación del embrión humano, sino también después de ella, constituyendo,
como decía el Prof. Lejeune, un verdadero pesticida humano. Una acción similar
tiene otra droga, el misoprostol.
Las
trampas del lenguaje
Los
defensores de llamar anticoncepción al aborto, argumentan que el embarazo
comienza desde la implantación del óvulo fecundado en el endometrio del útero y
no desde la fecundación. No existen razones científicas para afirmar tal cosa,
ya que la implantación es un paso en el desarrollo de la vida humana que
comienza en la fecundación. La implantación no constituye ningún cambio
sustancial. Sin embargo, arbitrariamente y por razones ideológicas o mercantiles
y no científicas, el American College
Obstetrics and Gynecology (ACOG), de 1965, decidió que la “concepción -en el
sentido de comienzo del embarazo- comienza con la implantación del óvulo
fecundado”. En ese año, después de
bastante tiempo dedicado a experimentos abusivos en humanos, se trataba de
imponer “la píldora” en el mercado.
“Plantear esta
diferenciación entre fecundación e implantación resulta éticamente improcedente
ya que no habrá embarazo si antes no hay una persona humana y sólo una vez
concebida ésta será posible aquél. Por tanto, para que exista un embarazo es
necesaria la concepción del un ser humano y, por otra parte, es bien sabido que
el embrión recién concebido -y antes de su implantación- produce señales
biológicas en el nivel molecular que facilitan su reconocimiento y preparan su
implantación, manteniendo una evidente “comunicación” con su madre prácticamente
desde el momento mismo de la concepción. De este modo, entonces, el embarazo
comienza antes de la implantación, sin duda en la concepción, no siendo válida
la aplicación del concepto de “inicio del embarazo”.
Sin
duda para facilitar el aborto, la ideología se impone a los datos científicos,
un ejemplo de esta manipulación se ve claramente en el caso de México. En ese
país el Estado, a instancias de la Organización Mundial de
la Salud; la Organización Panamericana de la Salud; el Fondo de Población de
Naciones Unidas; Fondo de Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF); Family
Health International; Pathfinder México; la Association for Voluntary Surgical
Contraception y la Fundación Ford Foundation y el Population Council, cambió en
agosto de este año la definición tradicional de embarazo por otra: “aquella parte del proceso de la reproducción humana que se
inicia con la implantación del conceptus en una mujer y termina con el
nacimiento de un producto o con un aborto” (vid. Actualización de la Norma Oficial Mexicana
NOM-SSA2-1993 de los Servicios de Planificación Familiar, 24-8-99).
Atentados
contra la mujer y el niño
Frente
a la certeza que detrás del concepto de salud reproductiva se mal encubre el
aborto, lo demás es secundario. Pero podemos añadir que debido a la cantidad
enorme de contraindicaciones médicas y consecuencias perjudiciales para la salud
de la mujer de los DIU y los contraceptivos hormonales (píldoras), que figuran
en cualquier vademecum médico, de los textos de referencia no se deduce una
preocupación verdadera por la salud de la mujer. Sólo se pretende evitar
nacimientos a toda costa.
Además,
la distribución masiva de anticonceptivos no soluciona la mortalidad infantil,
como pretende los textos, a no ser que la "solución" sea que no nazcan niños, lo
que trae reminiscencias nazis de "solución final".
Tampoco
como dicen, acceder fácilmente a los anticonceptivos previene las enfermedades
de transmisión sexual, sino que es camino para su aumento. La Organización
Mundial de la Salud estima que cada año se producen en el mundo 25 millones de
nuevos casos de gonorrea, 50 millones de nuevos casos de clamidia, 20 millones
de nuevos casos de herpes genital, , y nunca como ahora, por ejemplo, se han
regalado y distribuido tantos preservativos. Por otro lado, la misma IPPF
reconoció que, a pesar de las intensísimas y costosísimas campañas para inculcar
en los adolescentes el mal llamado "sexo seguro" en los países de Europa, el 60%
de las relaciones sexuales entre los jóvenes se dan "sin protección". . Sin ir más lejos, a principios de 1999, el
director ejecutivo de ONUSIDA, Peter Piot, declaró que la pandemia del SIDA
estaba descontrolada.
Contracepción
y aborto
Juan
Pablo II dice que la contracepción y el aborto provocado tienen una raíz común,
"son fruto de una misma planta", (Enc. Evangelium Vitae, n. 13), y la historia
nos enseña que los movimientos antinatalistas piden siempre: anticoncepción y
después, aborto legal.
Comparando
los textos se ve con claridad que las leyes, las ordenanzas y los proyectos de
ley de salud reproductiva son copia de los proyectos modelo provistos por las
ONG's tales como International Planned Parethood Federation (IPPF). (En
Argentina, la filial de la IPPF es la Asociación Argentina de Protección
Familiar). Ese prototipo de leyes, en otros países ha llevado a la
despenalización del aborto quirúrgico.
En
todos estos textos, el Estado juzga cuando la procreación es responsable o no.
En todos, se prohibe a los médicos y el personal sanitario ejercer el derecho
humano a la objeción de conciencia, siguiendo la abusiva resolución de la
Conferencia de la Mujer de Beijing, (nuestro pais no hizo reserva sobre ese
tema). En todos, se niega el derecho de los padres a la educación sexual de sus
hijos. Y en todos, uno de los objetivos primordiales declarados es combatir la
pobreza, que tratan de resolverlo, como dijo Juan Pablo II, "prohibiendo a los
pobres nacer".
El
objetivo declarado de la IPPF, y de otras organizaciones internacionales, para
el año 2000 es conseguir la despenalización del aborto quirúrgico en los países
en los que todavía rige algún impedimento legal. “Allí dónde el acceso a los
servicios de aborto sin riesgo es restringido, las asociaciones deben mantener
un diálogo positivo y trabajar con otras organizaciones no gubernamentales o
grupos dedicados (...) para promover reformas en la ley”,
. Para imponer la contracepción, y después
despenalizar el aborto, estas organizaciones mienten descaradamente en cuanto al
número de abortos clandestinos. En la Cámara de Diputados de la Nación en 1995,
se llegó a hablar de 500.000 abortos ilegales al año, lo que es estadísticamente
imposible, .
Los
Obispos latinoamericanos acusaron a la IPPF y a sus filiales de "empobrecer
moralmente" a los pueblos de la región, y denuncian que sus políticas son
inspiradas por "poderosos intereses económicos y políticos de organismos
financieros y de laboratorios que buscan mercados para sus productos
anticonceptivos y abortivos", y reconocieron una verdadera guerra química
.
Democracia
totalitaria
No
cabe duda que los textos que nos ocupan son un instrumento del imperialismo
cultural que pretende implantar un nuevo orden en el mundo y que utiliza, como
una de sus armas, el sexo, empobreciendo moralmente a los pueblos. En otras
palabras, estas campañas son etapas del plan de reingeniería social que llevan a
cabo los países centrales y se enmarcan en un proyecto de dominio universal.
El
totalitarismo, según algunos autores modernos -dice Michel Schooyans-, no se
define primeramente por la vigencia de un régimen en particular o por la
ausencia de un parlamento o de un régimen representativo, aunque estas
condiciones sean irremplazables. El régimen totalitario tiene como razgo típico
el ataque al hombre en sus dimensiones físicas, psicológica y espiritual. El
totalitarismo inhibe, paraliza, congela y anestesia la capacidad de juicio
personal y la toma de decisiones libres. Se distrae la atención, se inhibe la
capacidad crítica, se retira toda responsabilidad, y la persona se convierte en
irresponsable y alienada. El totalitarismo ya no usa la fuerza física, destruye
el yo.
El
sujeto se ve como llevado a adoptar una ideología que favorece un comportamiento
que conviene a quien se lo quiere imponer, sufre como una ocupación de su mente.
La ideología asumida por el dominado, por el colonizado mental, le predispone a
aceptar e incluso a consentir formas de violencia física. Le han dominado el
cuerpo, dominando su inteligencia y su voluntad. Se hace absorber a los
colonizados un discurso ideológico que disfraza los intereses del dominador y lo
llega a ver como un beneficio para él y para los demás De esta manera la mentira
ideológica apoya la violencia física, pero el camino inverso también es posible:
la violencia física puede solicitar la ayuda de la violencia ideológica. Las
prácticas violentas como la esterilización, el aborto y la anticoncepción,
ejecutadas según la política de los hechos consumados, preparan la mentalidades
para aceptar las justificaciones ideológicas y jurídicas para esos atropellos.
Quienes
impulsan estas medidas se llaman a sí mismos “progresistas”. Para ellos atentar
contra la vida, el uso banalizado y banalizante del sexo, la educación sexual
animalizante, los intentos de “democratizar la familia” son sinónimo de
desarrollo social y de libertad y, a la menor objeción, tratan de
“fundamentalista” a quien disiente, aunque ellos acepten acríticamente los
dictámenes de la ONU o de cualquier organismo internacional, tengan o no
fundamento científico.
Algunos,
buscando con sinceridad poco reflexiva el bienestar de quienes padecen
situaciones difíciles, no se dan cuenta que su pensamiento circula por los
caminos del evolucionismo social, el mismo que hizo que en este siglo que
despedimos se concretaran las mayores aberraciones de la historia, ejecutadas
como política de estado: la eliminación de miles de seres humanos, los campos de
concentración; las leyes eugenésicas, con esterilizaciones masivas y permisos
para concebir; la eutanasia de enfermos mentales y físicos, en fin, la
eliminación de todos los que eran inútiles al Estado.
En
el fondo, ahora, ¿no se está tratando de eliminar a quienes no son útiles a la
sociedad globalizada, o a quienes no pueden alcanzar un patrón de “calidad de
vida” fijado por otros?. ¿No sucede ahora, como sucedió bajo el nazismo y el
comunismo, que se elimina a quienes no pueden ser convertidos en masa uniforme,
porque su raza, su religión, su lugar de nacimiento o sus tradiciones
ancestrales los hacen distintos e inabsorbibles?. Muchas “soluciones” al
problema de la pobreza nacen de esa mentalidad, que se caracteriza por el
convencimiento que ciertos sectores de la población poseen tendencia genética o
una herencia cultural o religiosa insalvable que los condena a la miseria;
entonces, no se les facilitan ni la educación ni las oportunidades de trabajo,
se los castra con anticonceptivos, se los elimina.
Como
es lógico en este orden de cosas, muchos de los mentores del aborto encubierto
bajo la capa de los derechos reproductivos y la salud reproductiva, padecen una
especie de obsesión anticatólica, porque como dice el Cardenal Ratzinger, quien
afirma que en la figura de Jesucristo y en la fe Iglesia hay una verdad
permanente y universalmente vinculante se convierte ipso facto en el único
verdadero enemigo de la sociedad relativista.
Manipulando
palabras e ideas ponen gran empeño por calificar de “religiosa”, y por lo tanto,
despreciable y descalificatoria, la verdad científica sobre la
fecundación y el inicio de la vida humana y toda razón médica opuesta a
los anticonceptivos, tanto si hace referencia a sus efectos abortivos como las
consecuencias negativas que tienen éstos para la salud de la mujer. Sin embargo,
esas evidencias científicas y esas consecuencias son claras para todos los
médicos honestos, creyentes y no creyentes.
Otras
veces, atacan insistentemente a la Iglesia Católica, acusándola de entrometerse
en política; o insistiendo en que su doctrina carece de humanidad, compasión y
hasta de caridad. No es raro que quienes tienen este empeño favorezcan
apostasías y las apoyen económicamente, como en el caso de las denominadas
"católicas por el derecho a decidir", y se presenten como cruzados de la
“democratización de la Iglesia”. Se olvidan que la doctrina de Jesucristo no se
reforma a mano alzada, según va pasando el tiempo.
La
manipulación de los conceptos y los prejuicios ideológicos los hacen argumentar
en contra de las leyes de toda lógica. Por ejemplo, llaman mucho la atención los
dichos de un diputado argentino, médico de profesión, en el debate de noviembre
de 1995. Este profesional de la medicina, refiriéndose a la cantidad de abortos
espontáneos -que según afirma la misma ciencia médica- tiene una mujer que hace
uso habitual de su sexualidad dijo, para justificar el carácter abortivo de los
dispositivos intrauterinos, "la naturaleza produce más abortos que el DIU".
Sea
verdad o no lo relacionado con los abortos espontáneos (que son involuntarios),
este médico con sus palabras, demostró que no distinguía entre lo voluntario y
lo involuntario en los actos humanos. Peligroso camino eligió el diputado, pues
no aprecia la diferencia entre la muerte natural y la causada intencionalmente.
No distingue, por ejemplo, entre las muertes ocasionadas por un atentado, -el de
la AMIA, por citar uno-, y las muertes a causa de un terremoto; tampoco entre la
muerte natural de un enfermo y un asesinato en la vía pública o la muerte
provocada a ese enfermo por su propio médico. ¡Dios nos libre de tales médicos y
de tales legisladores!. Así se llega a la triste conclusión que lo importante
para estas personas no es la búsqueda de la verdad y la coherencia de
pensamiento, sino llevar adelante un plan de reingeniería social, en el que la
revolución sexual es una etapa.
Juan Pablo II describió
esta situación diciendo, “existe hoy un riesgo no menos grave debido a la
negación de los derechos fundamentales de la persona humana y por la
absorción en la política de la misma inquietud religiosa que habita en el
corazón de todo ser humano: es el riesgo de la alianza entre democracia y
relativismo ético, que quita a la convivencia civil cualquier punto seguro
de referencia moral, despojándola más radicalmente del reconocimiento de la
verdad. En efecto, ‘si no existe una verdad última -la cual guía y orienta la
acción política- entonces las ideas y las convicciones humanas pueden ser
instrumentalizadas fácilmente para fines de poder. Una democracia sin valores
se convierte con facilidad en un totalitarismo visible o encubierto como
demuestra la historia’”, (Enc. Veritatis Splendor, n.
101 y Enc. Centesimus
Annus, n. 46).
Por
eso, el Santo Padre insiste en que "estamos no sólo 'ante', sino necesariamente
‘en medio’ de este conflicto: todos nos vemos implicados y obligados a
participar, con la responsabilidad ineludible de elegir incondicionalmente en
favor de la vida", (Enc. Evangelium Vitae, n. 28)".
Frente
a esta situación no caben dilaciones para tomar una actitud, una opción vital,
se está a favor de la vida o en contra de la vida: todos los programas de
anticoncepción, educación sexual, paternidad planificada o salud reproductiva,
al poner énfasis en la prevención de los hijos no deseados, inducen casi
coactivamente la intención de no desearlos, y son el camino para la
despenalización del aborto quirúrgico.
Dicho
de otra manera, los conceptos de salud reproductiva o procreación responsable
legalizan el aborto al legalizar la "anticoncepción post-coital" o "de
emergencia", por lo tanto, si una ley los admite y los favorece, esa ley es una
ley que autoriza y promueve el aborto y
además, abre la puerta para la legalización del aborto quirúrgico, como
un derecho de la mujer.
Anticoncepción
violenta
La
mayoría de los textos analizados imponen a los médicos la obligación de recetar
anticonceptivos, y no contemplan la responsabilidad de los servicios públicos de
salud por las consecuencias negativas para la salud de la mujer de la inserción
del DIU y de la prescripción de anticonceptivos hormonales. El proyecto de ley
nacional de 1995, va más allá, pues mediante la creación de sistemas engañosos
de “consentimiento informado”, exonera explícitamente de responsabilidad a esos
servicios.
Y
por si esto fuera poco, mediante estos instrumentos legales se crean sistemas de
seguimiento para las mujeres que participan en los programas.
Las
denuncias de coacción y violencia psicológica en los programas de planificación
familiar han llegado al Congreso de los Estados Unidos y son públicamente
conocidas en toda América Latina.
Estas
medidas, les guste o no a quienes las imponen o pretenden imponer, aunque digan
actuar en nombre de la democracia, son medidas totalitarias, que no respetan la
libertad de la persona. Sabemos, por ejemplo, que en Brasil para dar trabajo a
una mujer, algunas empresas exigen un certificado de esterilización o un
certificado de "perseverancia" en programas de salud reproductiva.
Estas
leyes y proyectos sientan las bases para sustraer del ámbito de la intimidad del
matrimonio la decisión sobre el número de hijos, poniendo las bases para que el
Estado, las ONG’s o la opinión pública determinen cuándo y entre quiénes la
procreación es responsable.
Por
eso, Juan Pablo II dice: "Se trata de amenazas programadas de manera
científica y sistemática", contra la vida. En este final del siglo XX,
"los falsos profetas y los falsos maestros han logrado el mayor éxito
posible", (Enc. Evangelium Vitae, n. 17).
*Es
miembro correspondiente de la Pontificia Academia para la Vida.
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Habitualmente a este documento se lo llama Informe Kissinger, cit. en Sanahuja,
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[2] Noticias de la ONU.
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(AE); gacetilla 218, Argentina: ALGUNAS PÍLDORAS ANTICONCEPTIVAS QUE IMPIDEN LA
IMPLANTACIÓN. (www.puertovida.com/noticiasglobales).
[3] Ibid. gacetilla 217,
Argentina: ANTICONCEPTIVOS HORMONALES (Píldoras), USADOS EN “ANTICONCEPCIÓN DE
EMERGENCIA” (AE). (www.puertovida.com/noticiasglobales).
[4] Boletín Médico de la
IPPF, Vol. 22, n. 5, octubre 1988. La RU 486, en base a la droga mifepristona,
fue lanzada al mercado por el laboratorio Roussel-Uclaf, subsidiario de Hoescht
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Acaba de ser autorizada en todos los países de la Unión Europea, bajo el nombre
de Myfegine. Vid. Noticias de la ONU. Número 59/98. Buenos Aires, 8 de Octubre
de 1998, gacetilla 107, COMUNICACIÓN DE LA SANTA SEDE A LA CONFERENCIA DE LA
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DE PERSONAS Y SOCIEDADES. Bankok, 19-24 de junio de 1988. (www.puertovida.com/noticiasglobales).
[5] Noticias de la ONU.
Número 130, 47/99. Buenos Aires, 29 de Junio de 1999, informe 201, LO QUE HAY
QUE SABER SOBRE LA PILDORA RU-486. Argentina podría producir y comerciar con el
pesticida humano en cualquier momento.
(www.puertovida.com/noticiasglobales).
[6]
American College Obstetrics and Gynecology (ACOG) Terminology Bulletin, Terms
Used in Reference to the Fetus, Chicago, American College of Obstetrics ad
Gynecology, No. 1, September 1965.
[7] Pineda Rafael,
‘Contracepción de emergencia’. Un mal llamado método anticonceptivo, 1998,
pro-manuscripto, Rosario 1998.
[8] Vid. Informe anual 1994, Fondo para
la Población de las Naciones Unidas,
ew York,
1994
[9] Haspels, A.,
Anticoncepción postcoital, Boletín Médico de la IPPF, Vol. 22, n. 5, octubre
1988, pp. 1-3.
[10] IPPF, IMAP, IPAP,
Declaración sobre el aborto con riesgo y la salud reproductiva, Boletín Médico
de la IPPF, Vol. 26, n. 1, febrero 1992, pp. 1 y 2.
[11] Carta del Dr.
Nathanson, sobre la falsedad de las cifras que se dieron para los casos de
Estados Unidos (cfr. La Capital, Mar del Plata, 9-8-98). Vid. también Lejeune,
Jérome y otros, Dejadlos vivir, Rialp, Madrid 1980. En la nota de prensa de la
Sociedad Argentina de Etica Médica y Biológica (SAEMB), del 13 de julio de 1990,
el Dr. Luis Ravaioli demuestra estadísticamente la falsedad de esas cifras.
[12] Declaración Final de
Obispos Presidentes de Comisiones Episcopales para la Familia y la Vida,
18.III.93.
[13] Ratzinger, I.,
Situación de la fe y la teología, L’Osservatore Romano 1-11-96, pp. 4 y 5, ed.
cast.